17/4/09

LA HISTORIA DEL PATITO FEO




Britain Got Talent es uno de esos concursos -reality shows- creados por ejecutivos inteligentes y rapaces para ganar dinero y estupidizar a la audiencia. Con palomitas y coca cola, y para entretenerse un rato, me parece excelente. Una opción mejor que muchos programas locales.
Pues bien, esta semana el programa encontró su gallina de los huevos de oro con una concursante que, en unas horas ha recibido 20 millones de clicks en youtube y que, según dicen algunos, ya consiguió un contrato para grabar un disco sin siquiera haber ganado el concurso.
Y quien es el fenómeno?
Nada menos que Susan Boyle: una simple y mundana mujer de pueblo que ha pasado gran parte de su vida cuidando de su madre enferma y que, sin embargo, en esos tres escasos minutos -o menos- que duró cantando, rompió los parámetros y clichés que el mundo moderno tiene sobre la belleza y le demostró a esa audiencia que la recibió con risas burlonas y miradas de desprecio, algo que para ellos -pobrecitos- resulta insólito: que se puede ser fea y tener talento.
Así de mal estamos, digo yo.
Yo no sé si Susan hizo algún intento a lo largo de su vida para acercarse a una disquera, a eso que llaman “la industria de la música”, pero dudo, si lo hizo, que alguien siquiera la haya dejado pasar más allá de la recepción. Y es que según el mundo en que vivimos, donde las apariencias son las que cuentan, Susan es un “bicho raro”.
Primero, nada de tetas postizas -y ya sabemos que "sin tetas no hay paraíso-, luego, porque tampoco es la clásica barbie pintada de rubia (como la Paulina, la Perez Hilton, la Jessica Simpson), y tercero porque, oh, algo insólito, tampoco tiene un marido millonario para empujarle o comprarle su carrera, como la Thalía.
Susan es una mujer normal, a quien el éxito le ha pasado de largo durante 47 años de su existencia.
Ni siquiera ha encontrado alguien que la bese, según cuentan en su minibiografía.
Pero el patito feo tenía un “secret weapon”. Algo que no tienen ni Paulina, ni Thalía ni todas las modernas barbies de la música pop que andan por este mundo maltratando nuestros oídos con sus chillidos desafinados de muñecas de trapo.
SUSAN BOYLE TIENE TALENTO. Y ES REAL Y HUMANA.
Y, por eso, ayyyyyyyyy!!!, y dándole la razón al poeta Eliseo Diego, quien dijo que “un hombre bueno es un espectáculo inmenso”, en este mundo donde abunda la mediocridad, finalmente, alguien que cante de "verdad", no podía menos que convertirse en un acontecimiento de marca mundial. ¡Tan sordos y ciegos estamos!
Y por eso esta mujer que camina como un bombero, que tiene las piernas hinchadas igual que nuestras simples y mortales madres o abuelas, y que es igual de fea que cualquier hija de vecina de la vida real, pero que canta como una Diosa, se ha convertido en la mujer más famosa del planeta. Y digo yo que Susan es como el rebelde del mundo de Orwell, una alienígena que vino a implantar en la tierra un nuevo canon de belleza. Por Dios!!!
Y por eso la audiencia acostumbrada a los movimientos sensuales y plagiados de Michael Jackson que hace Justin Timberlake, los salticos y ricitos de David Bisbal, las estupideces de Britney Spears y las canciones intrascendentes de Jessica Simpson, no estaba preparada para Susan Boyle y se burlaron, se rieron cuando la vieron aparecer con su cara chata, sus cejas tupidas, y su cuerpo de “tamal mal envuelto”.
Pero después que Susan abrió su boca para cantar una canción de la obra Los Miserables, de Victor Hugo Susan Boyle se vengó con creces.
Y no solo hizo que ese público la aplaudiera y se emocionara hasta las lágrimas, sino que de la noche a la mañana se ha convertido en una celebridad mundial, cual patito feo convertido en cisne.
¡Ay, mundo cruel y mezquino!
¡Ay, Susan Boyle! Deberían hacerte una estatua como recordatorio a la imbecilidad de los seres humanos.

Y yo pienso que si esta mujer se hubiera aparecido a pedir trabajo en la Sony, ni siquiera la hubieran dejado limpiando los baños. Porque, ya saben: hasta para eso hay que tener tetas y nalgas en nuestro mundo.
Por eso hoy brindo por Susan Boyle. Y por todos aquellos que, como ella, sufren en silencio la burla de los mediocres, mientras el mundo está lleno de falsos ídolos que son quienes se llevan, casi siempre y sin merecerlo, los millones y los premios.
¡Salud!

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